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Lo que sumaría MDMO, sin las restricciones de la Ley 7.722

A la espera de certeza respecto al potencial minero de Malargüe, hay mineral que no puede ser aprovechado por las restricciones de la ley antiminera.

Por Edu Gajardo / Memo Diario

La apuesta minera del Ejecutivo provincial es justamente eso, una fuerte apuesta sujeta a confirmación. Es que más allá de la voluntad política que se está poniendo en el desarrollo de Malargüe Distrito Minero Occidental (MDMO), el éxito del distrito está atado a los resultados geólogicos que, como se sabe bien en la industria, pueden resultar positivos o no.


Sin embargo, un punto que le quita posibilidad de desarrollo al distrito es la limitación que impone la Ley 7.722. Actualmente, la norma condiciona el desarrollo minero del distrito a proyectos que tengan un volumen suficiente para obtener una ecuación económica rentable. Es decir, que los números sean positivos para producir concentrado de cobre a través de flotación.


La prohibición del uso de ácido sulfúrico, no permite algo que -a priori- sería absolutamente viable para el distrito desde el punto de vista técnico, como es el desarrollo de la pequeña minería del cobre o la producción de sulfato de cobre, algo que en Mendoza se hizo durante muchos años.


Para entender esta afirmación, tenemos que recordar que las restricciones de la normativa antiminera sólo permiten la obtención de concentrado de cobre a través de un proceso de flotación (porque no choca con la 7.722), el cual se logra a partir de mineral sulfurado, que es el que esperan encontrar en el distrito malargüino. A diferencia del mineral oxidado, que se encuentra a un nivel superficial (y que se debe procesar con una solución que contiene ácido sulfúrico), el sulfurado está literalmente enterrado. Por eso, sólo a través de perforaciones confirmarán la presencia o no del mineral, a qué profundidad se encuentra, el volumen y la ley del mismo.


Certeza contra potencial


Como aún no estamos cerca de perforar en alguno de los 34 proyectos del distrito sureño, esos resultados aún no se tienen. Sin embargo, los expertos que conocen la zona sí tienen una certeza, que es la presencia de cobre oxidado diseminado en la superficie. Por su cantidad no resulta atractivo para grandes compañías, pero abre las puertas a pymes locales o nacionales, porque requiere de inversiones más bajas para su explotación. Por tratarse de una presencia superficial, bajan los costos de manera considerable para llegar a proyectos de pequeño nivel de producción.


Lo que mencionamos es lo que, en países como Chile, se conoce como la pequeña o mediana minería del cobre, la cual tiene una relevancia significativa en el desarrollo productivo. De hecho, en Chile los números de Cochilco (Comisión Chilena del Cobre) indican que en los últimos años, sólo desde el segmento de la pequeña minería, se exportaron más de US$500 millones de dólares y producen más de 50.000 toneladas anuales de cobre metálico. En el vecino país -por ejemplo- en el desarrollo de la pequeña minería tiene un papel importante Enami (Empresa Nacional de Minería), la cual compra y procesa el mineral de pequeños productores, abriendo un camino paralelo a los grandes proyectos cupríferos que tienen al otro lado de la cordillera.


El problema para poder hacer esto en Malargüe, es que este mineral diseminado tiene que ser procesado con una solución de ácido sulfúrico, producto prohibido en Mendoza por la ley antiminera. Por eso, todo el mineral oxidado existente en la provincia, no se puede procesar y debe ser "acumulado a un costado" para poder llegar al mineral sulfurado que está en profundidad.


Por eso, MDMO está condicionado a la posibilidad de encontrar mineral sulfurado con un volumen importante. También se podría pensar, quizás, en el desarrollo de mediana minería para producir concentrado de cobre, pero con menos volumen de mineral o una ley más baja se hace más complejo. Pero el hecho que se encuentre a una profundidad que obliga a sacar mucho material que no se puede procesar, es un factor negativo y que afecta la rentabilidad. Esto, aunque no pareciera, significa invertir muchos millones de dólares sólo para mover lo que no puedes usar, ya sea porque no contiene mineral o porque la ley actual te prohíbe procesarlo.


Pero la pequeña o mediana minería no sería tampoco la única opción posible si no hubiera una ley antiminera, porque también se podría retomar la producción de sulfato de cobre, la cual tiene historia en Mendoza a través de nombres como el de Arquimides Rossi, con su firma Electroquímica Mendocina. El sulfato de cobre es muy relevante para la provincia, porque es utilizado en la  agricultura para la curación de cultivos, un tratamiento permanente en zonas como el Valle de Uco y los departamentos del sur provincial.


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