Sello mendocino: GeoEnergía refuerza la exploración de El Perdido en Malargüe
- Edu Gajardo
- 29 may
- 6 Min. de lectura
Actualizado: 4 jun
La firma, con dos décadas de experiencia, se encargó de una magnetometría aérea para la junior canadiense Kobrea.

GeoEnergía Argentina, una empresa con más de 20 años de trayectoria en servicios de exploración minera y geofísica, acaba de finalizar un estudio de magnetomería aérea para la junior canadiense Kobrea, la que mayor avance registra en Malargüe Distrito Minero Occidental, con su proyecto El Perdido.
Mendoza Minera conversó con los geólogos Cristina Castano y Gustavo Racioppi, fundadores de la empresa, quienes creen firmemente en la necesidad de avanzar con la exploración minera en todo el territorio mendocino. Su experiencia y los desafíos propios del impulso minero local.
-Para empezar, ¿podrían contarnos un poco sobre el origen de GeoEnergía Argentina y cómo fueron sus inicios?
Cristina: GeoEnergía ya tiene más de 20 años. Yo soy geóloga, Gustavo también, estudiamos en la Universidad de San Juan y hace 20 años decidimos empezar nuestra propia empresa, GeoEnergía Argentina.
Gustavo Racioppi: Sí, complementando lo que dice Cristina, también soy socio de la empresa. Como comentaba Cristina, estudiamos en San Juan y luego tuvimos un paso por Estados Unidos, donde vivimos y trabajamos un tiempo. Empezamos tímidamente formando una consultora que, con el tiempo, se transformó en una empresa de servicios para la minería y el petróleo.
-¿En qué áreas o regiones están trabajando actualmente, tanto dentro como fuera de Argentina?
Actualmente, trabajamos principalmente en Neuquén, en Vaca Muerta, donde hacemos monitoreo sísmico. Y lo más importante, y por suerte, es que ahora podemos trabajar de vuelta en Mendoza después de casi 20 años sin poder hacerlo. Estamos trabajando en Malargüe. Hemos trabajado en todo el territorio argentino, desde Jujuy hasta Tierra del Fuego, y hasta en Buenos Aires hemos hecho minería. También nos ha llevado a trabajar fuera de Argentina: en Estados Unidos, México, y en varios lugares de Latinoamérica, como Chile, especialmente en minería. Incluso trabajamos en Italia y Suiza.
-¿Podrían explicarnos un poco más qué implican estos métodos geofísicos y qué tipo de servicios ofrecen en ese campo?
-Actualmente el trabajo más fuerte que hacemos es de exploración minera, hacemos geofísica. Trabajamos con varios métodos geofísicos, tanto terrestres para exploración como para geotecnia. Las geofísicas son técnicas que buscan anomalías físicas, ya sean propiedades mecánicas o eléctricas de las rocas, para contrastar. Por ejemplo, si en una zona hay un mineral que tiene una propiedad magnética, al tomar mediciones de magnetismo se visualiza dónde está esa anomalía. De esa forma, uno va separando zonas con potencial prospectivo de las que no lo tienen. Así vamos de lo más general a lo específico, hasta identificar un cuerpo mineralizado y poder seguir con las siguientes etapas, como la toma de muestras y la perforación. Es como ir separando la paja del trigo, para decirlo de forma sencilla.
-¿Cómo funciona específicamente la magnetometría aérea y qué ventajas tiene para la exploración minera?
-La técnica de magnetometría se puede hacer tanto terrestre como aérea. Lo que uno busca es como ir con una brújula de muchísima precisión. Donde se toman los datos, se registra el campo magnético de ese punto y así se buscan esas anomalías magnéticas. Si hay un mineral que tiene la propiedad de magnetizarse, como la magnetita, que es el mineral que mejor representa esa propiedad, uno puede identificarlo. Y esos minerales normalmente están asociados a los otros que se buscan, como oro, cobre, plata, molibdeno. La parte aérea te permite abarcar toda la propiedad y luego ir escalando la exploración. En el caso de Kobrea, el trabajo se hizo con helicóptero. Se instala el magnetómetro en un torpedo que se le pone al helicóptero en la punta para que no se vea afectado por el metal del aparato o el motor. También se puede usar un avión, lo que permite un mapeo más regional, aunque a mayor altura y velocidad es menos preciso. Hemos hecho estudios grandes con aviones en La Rioja. Generalmente, en zonas de cordillera se usa helicóptero por las condiciones climáticas. En el caso de Kobrea, el helicóptero era ideal porque el tamaño del área no era tan amplio como una región, y ellos buscaban mayor precisión. Ya tenían estudios de magnetometría terrestre, pero necesitaban un estudio más regional, y por eso se hizo este trabajo aéreo.
-¿Cómo se conectaron con Kobrea para este proyecto y cuánto tiempo les llevó completar el trabajo de magnetometría aérea en Malargüe?
-Los conocimos en un evento que se hizo a fines del año pasado. La gente que estaba en contacto con ellos, por un lado, los que negociaron las propiedades mineras, y por otro, la gente que les hizo la logística, nos conocieron, les contamos lo que hacíamos e inmediatamente nos dijeron que iban a necesitar ese tipo de trabajo. Era cuestión de ver cuándo encajaba en su cronograma de tareas, presupuesto y también la disponibilidad de equipos. Así que, durante los meses de abril y mayo de este año, pudimos realizar el trabajo. El trabajo nos llevó exactamente un mes.
-¿Implica vuelos diarios del helicóptero, y cómo se gestiona la operación, especialmente considerando la precisión requerida?
-Sí, son vuelos diarios, siempre y cuando las condiciones climáticas lo permitan. Pero los vuelos son de tres o cuatro horas como máximo. Es mucha demanda para el piloto, y el trabajo en cordillera para el helicóptero y todo el sistema que se pone a disposición es exigente. Por eso, los vuelos son cortos, no más de cuatro horas, diría que el promedio es de tres horas de trabajo por día. Por suerte, esta técnica, que se ha ido desarrollando mucho, solo requiere al piloto en el helicóptero. Todo el resto del trabajo se hace de forma remota; se hace un seguimiento del vuelo y de los parámetros que se están midiendo, pero desde tierra.
-¿Cómo se asegura la calidad de los datos y qué equipos profesionales interactúan en estas etapas de exploración?
-Tiene menos exposición de gente y menos riesgo. Además, la gente que está en tierra está mucho más enfocada en revisar la calidad de los datos que si estuviera en el helicóptero, donde también tendría que estar pendiente de cosas del vuelo. Realmente ha sido una tecnología superadora, ya que antes el geofísico iba en el helicóptero. Este tipo de trabajo requiere analizar, adquirir, procesar y analizar los datos para obtener indicios. Y como la industria minera, y cualquier industria de este tipo, es multidisciplinaria, trabajan un geofísico con un geólogo, un ingeniero electrónico que hace funcionar esos equipos, y después se suma un ingeniero para la parte mecánica y geotécnica. Es realmente multidisciplinario. No es solo hacer el vuelo y saber dónde hay mineral. Se necesitan varios miles de metros de perforación antes de poder definir una mina.
-Y hablando de experiencia en Mendoza, ¿esta es la primera vez que GeoEnergía Argentina realiza un trabajo de exploración minera en la provincia?
-Con magnetometría aérea sí, es la primera vez en Mendoza. Pero hemos hecho magnetometría terrestre y polarización inducida, otros métodos de exploración, hace unos 15 años atrás aquí en la provincia. Sí, principalmente en Malargüe.
-¿Cómo ven el potencial geológico de Mendoza y la capacidad de los profesionales locales para desarrollar una minería sostenible?
-No debería haber limitaciones. Deberíamos trabajar en todo el territorio y sumar datos, porque mientras más se explore, más chances hay de encontrar. Y no nos olvidemos que estamos pegados a Chile, que es súper importante, y que los proyectos que hoy son minas están ahí, pegados a nosotros. Entonces, el potencial de Mendoza es grande, y hay que estudiarlo primero, hay que descubrir todo. Nosotros somos un fiel reflejo de la capacidad que existe. Vivimos en Mendoza, con idas y vueltas, hemos ido a vivir y estudiar a otros lugares, pero nos desarrollamos aquí en Mendoza y trabajando en todo el país. Hay muchísimos profesionales de acá que han tenido que salir a buscar trabajo en San Juan, donde hemos sido muy bien acogidos, y hemos podido desarrollar nuestra profesión.
-En la etapa de exploración que ustedes realizan, ¿cuál es el nivel de impacto en el terreno?
-¡Cero! Con helicóptero, el impacto es cero. Y terrestre, el impacto es el que pueda causar una persona caminando, o una mula si hay que llevar carga. A lo sumo, abrir un camino, pero eso tiene su costo y se trata de evitar. Solo se hace cuando es sumamente necesario. No tiene lógica pensar que pueda impactar de alguna forma porque realmente no hay afectación al terreno. De todos modos, previo a todo esto, la empresa tiene que cumplir con todas las normativas vigentes. No se hace la exploración sin tener todo esto previo. Todo se solicita, y el gobierno hoy en día, y la Dirección de Minería, han hecho una actualización de todo esto para que se haga lo mejor posible y que impacte lo menos posible. Es así, el código de procedimiento minero ha cambiado para que esto se haga de la mejor manera. Esto aplica no solamente en el sur, sino en todo el territorio mendocino y argentino en general.
-¿Cuál es el objetivo de GeoEnergía Argentina a futuro?
-Bueno, tenemos oportunidades de vuelta, las capacidades las tenemos. Y algo que nos gusta mucho, y que es parte de nuestra función, es tomar estudiantes de las universidades y que hagan un paso por nuestra empresa. Luego, como el tamaño de nuestra empresa no les permite todo el desarrollo, van a otras, pero la verdad es que tienen muy buena formación. Por nuestro trabajo hemos tenido la oportunidad de trabajar con gente de muchos lugares del mundo, y no tenemos nada que envidiarles. La formación que tienen los ingenieros de las universidades argentinas es muy buena.
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