Minería y agua en Mendoza: Cornejo cuestionó consignas y defendió una mirada técnica
- Edu Gajardo
- hace 24 horas
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En una entrevista radial, el gobernador sostuvo que el uso del agua debe analizarse en términos comparativos, pidió salir del debate ideológico y remarcó el rol del Estado en los controles ambientales.

En Mendoza, el debate sobre la minería vuelve una y otra vez a un punto sensible: el agua. Es el argumento que condensa temores, rechazos y consignas, pero también -según planteó el gobernador Alfredo Cornejo en declaraciones a Radio Nihuil- uno de los ejes más atravesados por mitos que no resisten un análisis técnico. “Cuando uno va a una conversación técnica, se caen todos los fantasmas”, sostuvo, al reclamar que la discusión se base en datos concretos y no en percepciones instaladas.
Durante la entrevista radial, Cornejo fue directo al comparar el uso del recurso hídrico entre distintas actividades productivas y el consumo cotidiano. Señaló que, frente a las cifras reales, “queda de manifiesto que la agricultura consume infinitamente más agua”, y agregó que incluso en el ámbito doméstico “muchos mendocinos derrochan mucho más de lo que necesitan”. En ese marco, planteó que el foco exclusivo sobre la minería distorsiona el problema de fondo y evita una discusión más amplia sobre el uso y la gestión del agua en la provincia.
Uno de los conceptos que el gobernador cuestionó con mayor énfasis es la consigna repetida de que “el agua no se negocia”. Para Cornejo, esa afirmación no se condice con la realidad económica ni productiva de Mendoza. Recordó que existen empresas que comercializan agua de manera legal y socialmente aceptada. “Eco de los Andes y Villavicencio venden nuestro agua, y es una actividad lícita que todos vemos bien”, afirmó, al remarcar que se trata de compañías que pagan impuestos y que han construido marcas reconocidas a nivel nacional.
En esa misma línea, definió a la comercialización de agua como una actividad extractiva más, aunque rara vez sea presentada de ese modo en el debate público. “Es una actividad extractiva también el agua”, señaló, y planteó que la discusión suele ser selectiva: se cuestiona con dureza a la minería mientras se naturalizan otros usos económicos del mismo recurso. Para el gobernador, esa contradicción revela un problema de enfoque más que un conflicto técnico.
Cornejo también se refirió a los límites que enfrenta la política para intervenir sobre ese esquema. Reconoció que aumentar la carga tributaria sobre las empresas embotelladoras podría generar distorsiones competitivas frente a productos que ingresan desde otras provincias, aunque descartó que el sector esté exento de impuestos. “En toda la comercialización se cobran ingresos brutos”, aclaró, y defendió el rol del Estado en el control y la fiscalización de estas actividades.
Más allá del caso puntual del agua embotellada, el mandatario insistió -siempre en diálogo con Radio Nihuil- en que el eje del debate minero debería desplazarse hacia los mecanismos de control. Afirmó que Mendoza hoy cuenta con más herramientas que hace una década para fiscalizar el uso del agua y el impacto ambiental. Habló de una policía ambiental minera más equipada, mayor capacidad tecnológica y la posibilidad de sumar controles civiles, siempre dentro de una discusión técnica. “No una conversación de mitos, de fantasmas, sino una conversación técnica de cómo se vehiculiza el agua, cuánta agua se usa y demás”, planteó.
Desde su perspectiva, abrir ese debate con datos permitiría ordenar una discusión que hoy se da en términos absolutos y emocionales. En lugar de consignas, propuso contrastar consumos, prácticas y controles. Y, sobre todo, correr el eje del rechazo automático hacia una evaluación concreta de impactos. “Ahí se caen un montón de mitos en el medio”, insistió, convencido de que el agua seguirá siendo el corazón del debate minero mendocino, pero también el punto donde más falta hace información y menos consignas.




















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