El cobre consolida un ciclo alcista y redefine su techo histórico
- Edu Gajardo
- hace 4 días
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Con precios que se sostienen por encima de los US$5 la libra, el metal rojo deja atrás los picos aislados y se afirma en una tendencia impulsada por un desbalance estructural entre oferta y demanda.

El precio del cobre atraviesa una de las fases más sólidas y persistentes de su historia reciente. Más allá de los máximos diarios que viene marcando en las últimas semanas, el comportamiento del metal rojo refleja una tendencia estructural de fortalecimiento, sostenida por un desbalance cada vez más visible entre oferta y demanda a nivel global.
En los mercados internacionales, el cobre se mueve cómodamente por encima de los US$5 por libra, un nivel que hasta hace poco parecía excepcional y que hoy comienza a consolidarse como un nuevo piso de referencia. El promedio mensual ya se ubica en torno a los US$5,3, mientras que el promedio anual avanza hacia los US$4,5 por libra, confirmando que el rally no responde a un episodio aislado, sino a un proceso que se viene acelerando desde comienzos de año.
La evolución del precio está respaldada por factores que exceden la coyuntura financiera. Por el lado de la oferta, interrupciones operativas en minas clave, demoras en nuevos proyectos y una menor ley de los yacimientos presionan la capacidad de respuesta de la industria. Al mismo tiempo, crece la percepción de una escasez relativa fuera de Estados Unidos, lo que ha llevado a los operadores a redireccionar flujos hacia ese mercado ante la posibilidad de medidas arancelarias o restricciones comerciales en el corto y mediano plazo.
Del lado de la demanda, el cobre se afirma como un insumo estratégico. La expansión de las energías renovables, la electrificación del transporte, el dinamismo de la industria de defensa y el avance de la Inteligencia Artificial refuerzan un consumo estructuralmente más alto y menos sensible a los ciclos tradicionales. En este contexto, el metal deja de ser solo un commodity cíclico para asumir un rol cada vez más cercano al de un activo crítico para la transición energética y tecnológica.
Este escenario también se refleja en las economías productoras. En Chile, mayor productor mundial, el fortalecimiento del cobre actúa como ancla macroeconómica, amortiguando presiones cambiarias y reforzando los fundamentos externos. El tipo de cambio ha mostrado una tendencia a la baja en la medida en que el metal consolida precios elevados, en un entorno internacional que sigue favoreciendo a las monedas ligadas a materias primas.
Más allá de los vaivenes diarios, el mensaje que deja la evolución del cobre es claro: el mercado está validando un nuevo régimen de precios, donde los máximos dejan de ser excepciones para convertirse en parte del paisaje. En ese marco, la discusión ya no pasa por si el cobre puede tocar un nuevo récord puntual, sino por cuánto tiempo puede sostener estos niveles y qué tan preparado está el sector minero para responder a una demanda que crece más rápido que la oferta.




















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